Pudiera ser que no resulte tan sencillo diferenciar una sonrisa falsa
de una auténtica a pesar de que la mayoría de nosotros confiamos
bastante en nuestra propia habilidad para ello.
Una de las razones principales es la variedad de tipos de sonrisa que
se han identificado. Para hacernos una ligera idea Paul Ekman (2001)
reconoció 18 tipos de sonrisas, todas con un significado social
diferente a la expresión espontánea de felicidad. Reducir la tensión,
ocultar la expresión de otras emociones y manipular o engañar son solo
algunas de las funciones que podemos desempeñar cuando sonreímos. Este
mismo autor sugirió que puede haber alrededor de 50 tipos de sonrisa en
total y que, además, es una expresión facial que tienen todas las
culturas a lo largo y ancho del planeta.
De aquí se plantea un reto para el perceptor: ser capaz de
discriminar con exactitud entre los diferentes tipos de sonrisa con el
objetivo de conocer el significado de una sonrisa en particular, que va a
influir, a su vez, en la interacción social. Necesitamos ser sensibles a
la diferencia entre las sonrisas que indican una experiencia emocional
positiva de aquellas que sirven a otras funciones comunicativas.
Imaginemos por un momento la importancia de las consecuencias que se
pueden derivar si confundimos una sonrisa que pretende ocultar enfado, y
la malinterpretamos como una expresión de alegría.
Cada vez más, un creciente cuerpo de investigación sugiere que existe
información facial que revela el tipo de sonrisa. Duchenne (1862/1990) y
más recientemente Ekman y colaboradores (1998) han informado de
distinciones fisonómicas entre las sonrisas de disfrute y no disfrute.
En las sonrisas genuinas además de los músculos que intervienen en el
movimiento de las comisuras de los labios, también se activan otros
músculos situados alrededor de los ojos que cuando se contraen generan
arrugas. De esta manera, lo que vulgarmente conocemos como patas de
gallo es un indicador de sonrisa verdadera.
Las psicólogas Lynden Miles y Lucy Johnston de la Universidad de
Aberdeen y Canterbury respectivamente, conscientes del poder de la
sonrisa en la interacción humana pusieron en marcha una investigación
para dar a conocer precisamente la capacidad que tenemos para
diferenciar una sonrisa auténtica de una deliberadamente fingida. Para
ello 37 estudiantes de la universidad de Canterbury se ofrecieron como
voluntarios para participar en dos experimentos, y se les mostró una
serie de fotografías de las que tenían que juzgar si cada persona era
feliz o no. Tenían que realizar un doble juicio por cada expresión
facial, una vez juzgando la emoción mostrada y otra la emoción sentida.
Los resultados de esta investigación demuestran que los perceptores
son sensibles al tipo de sonrisa y existe una evidencia clara de saber
diferenciar las sonrisas falsas de las auténticas. Aunque las autoras
sugieren la importancia de seguir investigando para descubrir la
información que usan los perceptores para determinar el significado de
una sonrisa.
El presente estudio ha demostrado que en líneas generales, podemos
detectar el estado emocional de una persona sonriente, lo que es
importante para garantizar unas relaciones sociales eficaces.
Por último, para aquellos que deseen comprobar su habilidad a la hora
de reconocer sonrisas falsas, os dejamos el enlace de un test gratuito
que figura en la pagina web de la BBC
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